Cuatro años después de su nacimiento, su madre se divorció y se casó con el triunviro Octavio, más tarde el emperador Augusto, quien supervisó la educación de Tiberio.
Mandó una expedición a Armenia en el 20 a.C., y luchó contra los retios y los panonios (12-9 a.C.). En el 11 a.C., siguiendo órdenes de su padrastro, disolvió su feliz matrimonio con Vipsania Agripina, hija del general romano Marco Vipsanio Agripa, y se casó con la hija de Augusto, Julia, que había quedado viuda de Agripa. Desde el 6 a.C., vivió en exilio virtual, en la isla de Rodas, donde se dedicó a estudiar.
Cuando regresó a Roma en el 2 d.C., Julia estaba desterrada por adulterio, y Augusto tras la muerte de sus dos nietos, Lucio y Cayo, se vio obligado a reconocer a Tiberio como único posible sucesor al título imperial y a adoptarle oficialmente en el 4 d.C. Ese mismo año partió para dirigir una expedición en el norte de Germania contra los marcomanos. También tuvo éxito al sofocar los levantamientos de Panonia y Dalmacia, y finalmente afianzó la frontera y se vengó de los germanos, que habían destruido el ejército del general romano Varo, en los bosques de Teutoburgo, en el 9 d.C. Acompañado de Julio César Germánico, su sobrino e hijo adoptivo, realizó otras dos marchas al corazón de Germania; regresó a Roma varios años más tarde para recibir los honores del triunfo, el tributo oficial más alto que se daba a un guerrero victorioso.
Augusto murió en Nola, cerca de Nápoles, en el 14 d.C. y Tiberio heredó el trono. Mejoró los servicios civiles, impuso al Ejército una disciplina estricta y dirigió las finanzas del Imperio con gran habilidad; también ejerció un mayor control sobre los gobernadores de las provincias. Sin embargo, estallaron sublevaciones y revueltas en Panonia, Germania, Galia, y otros territorios. La última época de su reinado estuvo marcada por las conspiraciones y las ejecuciones. Durante su gobierno se crucificó a Jesucristo.
En el 26 d.C. abandonó Roma, a la que llegó a tener una gran aversión, y se retiró a la región de Campaña. El año siguiente se fue a la isla de Capreae (la actual Capri), dejando Roma bajo el mando de Lucio Elio Sejano, el prefecto de la Guardia Pretoriana. Finalmente se dio cuenta de que Sejano intentaba hacerse con el poder imperial, por lo que mandó ejecutarle junto con sus partidarios en el 31. Continuó viviendo en Capri hasta el 37.
Las fuentes no están de acuerdo, la versión mas plausible es la de Gaio Suetonio, que vivió durante los principados de Trajano, Adriano y Antonino y escribió la conocida obra "Los doce Cesares", el cual dice que Tiberio murió de enfermedad en la villa de Lúculo, el 16 de marzo del año 37 d.C.
De la hecatombe de la familia Julia-Claudia sólo se salvaron dos individuos, Tiberio Gemelo (hijo de Druso) y Cayo (hijo de Germánico) a quien se daba el sobrenombre de Calígula y que finalmente, sucedería en el trono a Tiberio.
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