Se une inicialmente a la banda de los Niños de Ecija, pero pronto encabeza su propia partida y sus correrías se hacen célebres tomando fama de "robin hood" que roba a los ricos para ayudar a los pobres. Desde Ronda a Ecija y desde Estepa a Lucena los bandoleros desafiaban las tropas de Fernando VII incapaces de capturar a los salteadores. Su fama de bandolero romántico la exaltan los extranjeros que viajan por Andalucía como el francés Merimée autor de Carmen, que relata sus andanzas y destaca que era "guapo, valiente, y cortés" y muy considerado con mujeres y ancianos, narrandose que cuando detenía una diligencia, daba la mano a las señoras para que bajasen y cuidaba de que quedaran cómodamente sentadas a la sombra. Jamás un juramento ni una palabra grosera, sino al revés, miradas casi respetuosas y una cortesía natural que jamás se desmiente.
- ¡ Ah !, señora - decía, sustrayendo la sortija de la mano de una mujer,
- una mano tan bonita no necesita adornos.
Y al mismo tiempo que deslizaba la sortija a lo largo del dedo, besaba la mano con un ademán capaz de hacer creer, que el beso tenía para él más precio que la sortija. Dejaba siempre a los viajeros el dinero suficiente para llegar al pueblo más próximo, y nunca rehusó a nadie el permiso de conservar cualquier joya que le era preciosa por su recuerdo.
El inglés Richard Ford escribe también sobre él, y su amigo John Frederic Lewis viaja a su encuentro logrando inmortalizar al Tempranillo con un dibujo en 1832, tenía el pelo negro, ojos azules, boca grande, hermosa dentadura y manos pequeñas. Vestía camisa fina, chaquetilla de terciopelo con botones de plata y polainas de cuero, montaba un caballo bayo.

El día 10 de Enero bautiza a su hijo en la iglesia parroquial de Grazalema (Cádiz) acudiendo tranquilamente a la ceremonia ante la pasividad de las autoridades locales que no se atreven a arrestarlo. Dispone en esta época de unos cincuenta hombres a caballo bien disciplinados que son el temor de las fuerzas de seguridad que prefieren evitarlos. Ante la creciente importancia del conocido Rey de Sierra Morena, y de otros bandoleros como El Lero y Ruiz Germán, un grupo de terratenientes visita al Rey y logran convencerlo que la única forma de acabar con ellos es concederles un indulto que los aleje de la ilegalidad.
En Agosto de 1832 en Estepa se formaliza el indulto a las tres partidas y en los términos del acuerdo se pacta que los bandoleros formen el llamado Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía, siendo El Tempranillo su comandante y debidamente uniformados reciben en Córdoba la bendición del obispo desfilando por la ciudad y pasando a continuación a patrullar por los mismos caminos que antes asaltaban.
Durante la persecución de otro bandolero, José María El Barberillo, de Estepa, llega confiado a un cortijo cercano a Alameda (Málaga), donde es tiroteado por El Barberillo que huye del lugar, sus hombres lo trasladan al pueblo donde tras unos días de agonía en que le da lugar a hacer testamento, muere a los veintiocho años de edad, el 24 de Septiembre de 1833, lugar donde se encuentra su tumba.
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